→ Compartimos imágenes del acto de presentación del libro “Tartesos y Tartesios”, de Diego Ruiz Mata. La presentación fue realizada por Cruz Agustina Quirós, Técnica Municipal de Patrimonio Histórico. En el acto también participó el alcalde de la ciudad, Pepe Barroso.

Este miércoles se conmemora el I Centenario del descubrimiento de los conocidos Candelabros de Lebrija, unas piezas arqueológicas excepcionales que aparecieron en uno de los promontorios que anteceden al Cerro del Castillo durante una excavación para la obtención de arcilla para la alfarería local el 26 de abril de 1923.

Datadas, según los especialistas, en torno al siglo VII a.C. y adscritas a la cultura tartesia, estas piezas fueron localizadas en un lugar mirando a lo que sería la antigua ensenada marítima; la llamada, en las fuentes escritas, como la “sinus Tartesio”.

En cuanto a su funcionalidad – aunque existen varias hipótesis – la gran mayoría de los autores aseguran que fueron unos objetos cultuales relacionados con un edificio de talante religioso o un santuario perteneciente al asentamiento tartesio de Lebrija.

En el marco de esta celebración este mismo miércoles, 26 de abril, la Casa de la Cultura acoge la presentación de la obra “Tartesos y Tartesios" de Diego Ruiz Mata. La presentación será realizada por Cruz Agustina Quirós, Técnica Municipal de Patrimonio Histórico.

Lebrija Tartésica

En este contexto, cabe recordar que Lebrija cuenta con una sala expositiva que alberga la réplica de los Candelabros de Lebrija, ubicada en la Casa de la Cultura (calle Tetuán, 15).

Un espacio con el que se pretende dar las claves y herramientas suficientes para permitir a la ciudadanía comprender las piezas arqueológicas conocidas como los Candelabros de Lebrija, aportando el contexto y circunstancias que rodearon su hallazgo en 1923 y, sobre todo, sirviendo para acercarse a la cultura y al territorio al que pertenecieron.

Los distintos medios técnicos y materiales utilizados en la sala para la exhibición e interpretación de estas piezas pretenden acercar y hacer partícipe a la ciudadanía del patrimonio local, ofreciendo una experiencia de calidad, rigurosa en los contenidos, pero dinámica, divertida y amena, para atender las necesidades de los potenciales visitantes, pero también las inquietudes de la población residente.